Canonigos

Los canónigos poseen una composición nutricional con múltiples beneficios y propiedades únicas para la salud.

Las hojas de los canónigos poseen un sabor ligeramente ácido y delicado que puede recordar al de las nueces. Su olor es igualmente algo ácido, siendo más sabrosas, las hojas más pequeñas.

Descripción

El canónigo es una planta de 7 a 40 cm de altura, de hojas de un color verde grisáceo y brillantes. Se utiliza en gastronomía en crudo, generalmente como ensalada o condimento de platos.

Crece de forma espontánea en prados y praderas con cierto grado de humedad. En España se distribuye por casi toda la Península, faltando en la mayor parte del tercio sur y de Galicia. Tampoco es una especie nativa en las Islas Baleares ni en las Canarias.

Los canónigos poseen una composición nutricional con múltiples beneficios y propiedades únicas para la salud. Los canónigos son diuréticos, ayudan a la digestión, pudiendo disminuir considerablemente problemas renales.

Contribuyen a la depuración y limpieza de la sangre, optimizan el sentido de la visión en general, pueden contribuir al tratamiento de la anemia debido a su contenido de hierro, es bueno para personas con cualquier enfermedad relacionada con esta deficiencia.

Ayudan en el fortalecimiento de los dientes, cabello, huesos y uñas; debido a la presencia del calcio. Contribuye también a la disminución de los nervios, el estrés, la ansiedad y otros malos relacionados con el sistema nervioso central..

Las hojas de los canónigos poseen un sabor ligeramente ácido y delicado que puede recordar al de las nueces. Su olor es igualmente algo ácido, siendo más sabrosas, las hojas más pequeñas.

El canónigo, se utiliza en fresco en ensaladas de verduras y patatas y añadido en las sopas y tortillas. Acompaña bien a los espárragos, remolacha, apio nabo, champiñón, col, judía verde, nuez, manzana, uva, tomate, etc. Si se aliña con aceite, vinagre y sal, debe hacerse en el último momento para que no pierda frescura, ya que se trata de una planta muy perecedera.

Para prepararlo en ensalada se deja la roseta de hojas entera y sólo se eliminan las raíces. Se lava bajo el grifo, y no a remojo, y luego debe escurrirse delicadamente. Hay que evitar romper las hojas para que conserven su característico sabor fresco y su aspecto decorativo.

Se puede conservar 2-3 días en el refrigerador cubierta con un papel absorbente o dentro de una bolsa de plástico perforada para que no coja el olor de otros productos de la nevera.

Puede conservarse también, sumergiéndolo en agua tibia para quitar la tierra y después, para impedir su marchitación, primero se moja con agua bien fría, dejándola luego en agua helada durante media hora. A la hora de secarlas se envuelven en un paño y se sacuden con un movimiento de vaivén.

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