Coliflor

El mejor momento para su consumo es en los meses de septiembre a junio, su temporada temprana en los meses de septiembre y octubre y la temporadas tardía los meses de mayo y junio.

Su conservación en casa, ha de hacerse en el frigorífico, envuelta en una bolsa de plástico perforada, para que pueda conservar sus cualidades nutricionales y organolépticas durante una semana y se aconseja no lavarla hasta que se vaya a consumir

Descripción

Actualmente, su cultivo se conoce en todo el mundo.

La Coliflor, es el nombre común de una variedad de col perteneciente a la familia de las Crucíferas.

La coliflor es de sabor suave, en ocasiones con un toque dulzón. Tiene una parte redonda y blanca denominada masa y una cubierta exterior de hojas, presenta un diámetro de hasta 30 centímetros pudiendo llegar a pesar más de 2 kilogramos. La masa suele ser de color blanco, verde o violeta, según la variedad y las hojas son de un color verde más o menos intenso.

El mejor momento para su consumo es en los meses de septiembre a junio, su temporada temprana en los meses de septiembre y octubre y la emporadas tardía los meses de mayo y junio.

España produce aproximadamente 1.200.000 toneladas de coliflor al año, siendo las Comunidades Autónomas que más la producen: Andalucía, Castilla – La Mancha, Cataluña y Galicia.

Según diferentes criterios, existen numerosas variedades de coliflor que pueden clasificarse, según su color, entre coliflores blancas, verdes y moradas.

  • La coliflor blanca, es la variedad más común. Su color blanco se debe a que los agricultores unen las hojas por encima de las matas verdes que la rodean, de esta forma se impide la entrada del sol cortando el desarrollo de la clorofila que les confiere su color verde.
  • Coliflor verde, se permite su exposición al sol y por tanto tiene lugar el desarrollo de la clorofila. Esta es más aromática que la anterior.
  • Coliflor morada: se caracteriza por la presencia de unos pigmentos con acción antioxidante, responsables de su color violáceo. Sin embargo, su peculiar color desaparece con la cocción y da lugar a un tono amarillo verdoso.

Otra clasificación puede hacerse según los requerimientos térmicos para la formación de la pella, así tenemos coliflores tropicales, coliflores vernalizantes y coliflores no vernalizantes.

En función de su época de maduración, tenemos: coliflores de verano, son compactas, las coliflores de otoño, pueden ser grandes y vigorosas o más pequeñas y compactas y las coliflores de invierno que a pesar de su nombre, maduran en primavera.

Se recomienda seleccionar aquellas coliflores que tengan una masa limpia, firme y compacta, con hojas verdes y tiernas. La presencia de manchas, inflorescencias separadas o partes blandas en la masa, indica que está vieja aconsejándose descartarlas, así como aquellas que presenten motas que normalmente se deben a la existencia de hongos o insectos.

La existencia de hojas pequeñas que sobresalgan de la masa o que esta tengo un aspecto granuloso, no indica que sea de mala calidad siempre la coliflor sea compacta.

Su conservación en casa, ha de hacerse en el frigorífico, envuelta en una bolsa de plástico perforada, para que pueda conservar sus cualidades nutricionales y organolépticas durante una semana y se aconseja no lavarla hasta que se vaya a consumir. Puede conservarse congelada, seleccionando aquellos cogollos que sean más firmes y blancos y se escaldan durante unos minutos en agua hirviendo, así pueden mantenerse cerca de ocho meses.

La coliflor, es un alimento muy versátil ya que puede prepararse de cualquier manera, cocidas, hervidas, asadas, gratinadas, estofadas, en ensaladas, salteadas o en crema.

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